Tras el “supuesto” intento de atentado contra un avión norteamericano la pasada nochebuena, la psicosis ante un posible ataque terrorista ha hecho saltar las alarmas por todo el planeta.
Este pasado martes, la policía italiana hacía estallar un paquete sospechoso abandonado en los baños del aeropuerto milanés de Malpensa, ante la posibilidad de que fuera una bomba. El ministro de la Defensa, Ignazio La Russa, manifestaba no querer crear "psicosis con la alarma del terrorismo", aunque señalaba, "en este siglo tenemos que acostumbrarnos a convivir con el peligro del terrorismo. Sobre todo en estos días de Navidad, cuando hay tanta gente que viaja con motivo de una fiesta cristiana y que podría atraer más la atención de los terroristas".
El miércoles una furgoneta sospechosa mal aparcada ante el Nasdaq, era la que provocaba el desalojo y la falsa alarma en la emblemática plaza neoyorquina de Times Square, a tan solo unas horas de la multitudinaria celebración del fin de año.
Esta mañana las Fuerzas de Seguridad del Estado explosionaban una mochila sospechosa que se encontraba bajo un vehiculo, en el módulo D del aparcamiento de la T-4 del aeropuerto de Madrid-Barajas. El ministro del interior confirmaba que se trataba de una "una falsa alarma". La acción llevada a cabo por las fuerzas de seguridad tenía lugar después de que el propio Rubalcaba alertara el pasado 28 de diciembre de que ETA planeaba un atentado de gran envergadura, coincidiendo con el comienzo de la Presidencia española de la UE.
Pero, ¿hasta que punto estamos ante una amenaza real o ante la excusa perfecta para que se disparen todas las alarmas y reforzar así las medidas de seguridad y el recorte de libertades que ello conlleva?
Los gobiernos de Holanda y de Gran Bretaña han sido los primeros en apresurarse en reforzar al límite las medidas de seguridad y en aprobar algunas medidas excepcionales, como la instalación de scanner en los aeropuertos, con el pretexto de evitar un hipotético atentado.
Aunque, todavía podemos ir un poco más lejos y pensar que tampoco sería la primera vez que un gobierno utiliza interesadamente la excusa del terrorismo con fines electorales, partidistas o simplemente para desviar la atención de la opinión pública.
Solo tenemos que remontarnos a un pasado no muy lejano y hacer un poco de memoria para obtener las respuestas.
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