Con esta acción, el Eje de Soberanía Alimentaria pretende denunciar las políticas neoliberales de la Unión Europea y sus efectos en las poblaciones europeas y latinoamericanas, y en concreto, los impactos de las políticas agrarias en el mundo rural y sobre nuestros modelos alimentarios.
Ayer, 17 de mayo de 2010, comenzaba la IX Semana de Lucha Social, con la primera acción llevada a cabo por el Eje de Soberanía Alimentario.
Este año Rompamos el Silencio adelanta la Semana de Lucha Social, haciédola coincidir con la Cumbre de Jefes de Estado de América Latina-Caribe-Unión Europea que se celebrará mañana en Madrid. Con esta acción, el Eje de Soberanía Alimentaria pretende denunciar las políticas neoliberales de la Unión Europea y sus efectos en las poblaciones europeas y latinoamericanas, y en concreto, los impactos de las políticas agrarias en el mundo rural y sobre nuestros modelos alimentarios.
La acción ha comenzado pasada la una de medio día en la sede de Monsanto de Madrid, situada en la Avenida de Burgos nº17.
Los activistas, entre ellos miembros de la Vía Campesina de diferentes países de Europa (Italia, Bélgica, Estado español y Austria) y de América Latina (Brasil, Argentina, Haití y México), han entrado a la sede de la multinacional de transgénicos, donde han procedido a la lectura de un comunicado ante l@s trabajador@s de la empresa, situada en la décima planta del edificio. Al mismo, se repartían panfletos informativos en los que se analizan los impactos de la política de la empresas entre las poblaciones campesinas y se exige un nuevo modelo de soberanía alimentaria. En la puerta, hay una pancarta en la que se puede leer "Monsanto perjudica seriamente la salud".
En el exterior, medio centenar de activistas han desplegado una enorme pancarta en una valla de publicidad, que dice: "Monsanto, algún día esto será nuestro. RIP RIP Hurra" y "Más de 100 años cargándose el planeta y su biodiversidad". En el suelo han desplegado numerosas cruces de madera, que representan a los campesinos asesinados por la multinacional en América Latina. Minutos después, tenía lugar una performance, en la que varios activistas han representado las actividades de Monsanto en la venta de semillas transgénicas al campesinado del Cono Sur, y sus impactos en las poblaciones agrarias.
Al mismo tiempo, y en el interior, seis activistas han solicitado hablar con la dirección de la empresa, que se ha negado a comparecer, mientras la seguridad privada del edificio les exigía la salida inmediata del recinto. Paradójicamente, la dirección se remitía a su gabinete de prensa como único interlocutor, pero el responsable de la misma no parecía encontrarse en el edificio. L@s trabajador@s también exigían, muy alterados, la salida de l@s activistas. Algun@s de ellos han afirmado a Centro de Medios que "Monsanto en España realmente sólo son unas pocas personas, las que ves en esta oficina y otras en contacto con los agricultores" (afirmación cuanto menos curiosa, pues en la web de la multinacional se puede leer textualmente: "Las oficinas de Monsanto se encuentran localizadas en Madrid, Almeria, Murcia, Valencia y Barcelona", detallando a continuación la dirección postal de todas estas oficinas), mientras se quejaban por la acción, que alguna persona ha llegado a calificar como de "acto terrorista". No han confirmado ni descartado que la empresa vaya a emitir una de prensa contestando a esta acción.
Pese a todo, l@s activistas han intentado entregar un comunicado dirigido a la dirección de Monsanto, que no lo ha querido coger en mano. Curiosamente, el guardia de seguridad sí.
Finalmente, en el exterior del edificio, los activistas han procedido nuevamente a la lectura del comunicado, tras lo cual se ha dado por terminada la acción.
Esta acción ha denunciado la responsabilidad de Monsanto y su visión de la agricultura como negocio, así como los efectos de los pesticidas, que han matado ya a más de 20.000 personas, y de la contaminación genética, que ha causado daños a la salud y al medio ambiente, obligando a l@s campesin@s a un forzado éxodo rural. Frente a ello, se exige una soberanía alimentaria que construya un nuevo modelo de producción, consumo y distribución de los productos agrícolas, en el que sean las propias comunidades campesinas quienes tomen parte en el procedo de decisión.
ENTREVISTA AL PORTAVOZ DEL EJE DE SOBERANIA ALIMENTARIA
¿Por qué habeis decidido realizar esta acción? ¿Por qué Monsanto?
Monsanto es la empresa líder en semillas transgénicas del mundo, con una fuerte actuacion tanto en America Latina como en Europa. Es una de las empresas que en plena crisis global ha obtenido uno de los mayores beneficios dentro del mundo de la agricultura y la alimnentacion (casi mil millones de dólares en los últimos 3 meses). Además, la celebración en Madrid de la cumbre UE-AL-Caribe se convierte en un escenario inmejorable para denunciar la complicidad de la UE en la firma de Tratados de Libre Comercio y liberalización de la agricultura en America Latina, lo que abre una vía libre para la entrada de empresas como Monsanto en la región.
¿Por qué la soberanía alimentaria es un tema tan importante para los movimientos sociales europeos y latinoamericanos?
Porque es una demanda aglutinadora de luchas sociales de las dos regiones. Hay una serie de mínimos comunes que comparten tanto movimientos de America Latina como de Europa, como es la importancia de decidir qué, quiénes y cómo producir. La idea clave que está por detrás es que la alimentacion es un derecho y no un negocio; que son l@s campesin@s los que tienen que alimentar al mundo y no las grandes empresas, que con la experimentacion de campos y cultivos trangenicos, causan serios daños tanto sociales (éxodo rural, precariedad laboral, ect) como medioambientales (contaminación genética, que es uno de los problemas más graves en la agricultura).
¿Qué es lo que se está negociando en la cumbre de Madrid de estos días?
Aunque exista una cumbre UE-AL, la estrategia principal de la UE es la firma de tratados de liberalización de la agricultura y de ampliación de puertas al capital financiero en America Latina. Todo ello a través de acuerdos bilaterales, como el que se intenta firmar con Perú y Colombia, como birregionales, como el que se intenta firmar con el Mercosur y América Central. Con la acción del día de hoy, lo que se pretende visibilizar es que estos acuerdos sólo favorecen a grandes empresas como Monsanto y no al campesinado.
En la acción de hoy han participado activistas de diferentes países de america Latina y Europa...
Desde el eje, nos parecía de importancia fundamental contra con su presencia, dado que la soberanía alimentaria sólo se puede construir desde la autodeterminación de los pueblos y una visión internacionalista. La presencia de compañar@s de diferentes movimientos campesinos de América Latina y Europa ha permitido denunciar impactos concretos de la actuación de Monsanto en sus diferentes comunidades. Ello, además, nos muestra la dimensión birregional de la resistecnias hacia el agronegocio y los transgénicos en el marco de la Cumbre Unión Europea-América Latina-Caribe.
COMUNICADO - ACCION DEL EJE DE SOBERANIA ALIMENTARIA
En 2009, el mundo llegó a más de mil millones de personas hambrientas. A cada año, 3 millones de personas son intoxicadas por pesticidas, llevando 20 mil hombres y mujeres a muerte. Campesinos y campesinas tienen sus cultivos contaminados por semillas transgénicas. La contaminación genética es un grave problema para comunidades de todo el mundo, con registro de incidencias en 44 países. El éxodo rural aumenta y las poblaciones son obligadas a dejar sus tierras y territorios.
Pero si muchos son los datos, todavía más son las historias de vida por detrás de ellos. Y por eso, campesinos y campesinas de América Latina y de Europa, agricultores, productores, miembros de grupos de consumo y militantes de movimientos sociales, preocupados por el futuro de nuestra alimentación, venimos a señalar uno de los grandes culpables de esta situación: la empresa MONSANTO.
La elección del día de hoy no es casual: mientras estamos aquí, tomando las calles, los Jefes de Estado y gobierno de América Latina y el Caribe (ALC) y de la Unión Europea (UE) están encerrados, en esta misma ciudad, discutiendo nuevos tratados de libre comercio y nuevas vías de apertura para el capital de estas empresas transnacionales. Todo ello a través de procedimientos antidemocráticos y disfraces semánticos donde no se llama las cosas por su nombre. ¡Les exigimos que no sean cómplices! Que no se firmen esos acuerdos, en proceso de negociación, entre la UE y el MERCOSUR, América Central, Perú y Colombia. Porque ni nuestra alimentación ni nuestro planeta está en venta. Las semillas, el agua, la tierra y la biodiversidad son patrimonio de los pueblos. Deben estar a servicio de la humanidad y no para generar beneficios para unas pocas empresas.
Creada en 1901, Monsanto, líder mundial de semillas genéticamente modificadas, lleva más de un siglo jugando con la salud y la biodiversidad del planeta. En sus primeras andaduras, todavía menor de edad, ya se codeaba de los grandes como Coca-cola, a quien proveía sacarina. En 1938 arranca con negocios químicos como plásticos y resinas. En 1959, Monsanto empieza la producción de la dioxina 2,4,5-T: científicamente conocido como “triclorofenoxiacético”; popularmente conocido como “Agente Naranja” y por ser un compuesto sintético con efectos plaguicidas. A finales de los 1960 el producto (prohibido desde 2004 por la legislación internacional en todas sus formulaciones por ser responsable de muchos daños para la salud humana y el medio ambiente) fue usado por el ejército de Estados Unidos en la guerra de Vietnam. ¿Para qué? Por dos sencillas razones: por un lado, destruir las cosechas de los vietnamitas y, por otro, destruir su vegetación para evitar que se escondieran.
Con esos y otros “servicios”, la empresa iría incrementando su cartera de clientes y perfeccionando cada vez más su labor de “soluciones integradas” en la agricultura. Además, empezaba a coleccionar juicios. Uno de los más conocidos, precisamente el de varios veteranos estadounidenses de la guerra de Vietnam afectados por el “Agente Naranja”. Otro, un contencioso a raíz de un accidente de un tren de mercancía en Estados Unidos que transportaba productos de Monsanto y causó serios daños de salud a 65 personas de la localidad afectada. El juicio duró de 1984 a 1987 y fue una muestra más de obstaculización de la justicia y del poder de la empresa dentro de la institucionalidad en un periodo en el que a través de la fuerte liberalización económica y los procesos de globalización neoliberal se incrementaba de forma sustancial el peso de las grandes multinacionales en la nueva geografía comercial global.
Desde entonces, somos cada vez más dependientes de unas pocas empresas que tratan la alimentación como un negocio. Tanto aquí como en América Latina, Monsanto no está sola. En su búsqueda por nuevas patentes y por extender su influencia a toda la cadena de producción de alimentos (¡recientemente ha pedido patentes de carne de cerdo!), le acompañan multinacionales como Syngenta o Dupont. Compiten entre sí, pero comparten visiones de mundo y el lenguaje de los beneficios a través del agronegocio.
No les va nada mal. En plena crisis global causada por la especulación financiera, mientras los gobiernos de la Europa mediterránea sacrifican a los/as trabajadores/as, Monsanto sigue obteniendo importantes beneficios. En el trimestre que va de diciembre de 2009 a febrero de 2010 su saldo positivo llegó a los 887 millones de dólares. Gran parte de esas ganancias se generan con la venta de semillas transgénicas y pesticidas y tienen a los gobiernos nacionales, los grandes medios de comunicación y organismos internacionales como la FAO como cómplices. En España, el Ministerio de Agricultura sigue dando riendas sueltas para que Monsanto cultive el maíz transgénico MON810. En Argentina, el monocultivo de soja transgénica se extiende con apoyo de su producto estrella, el “Roundup”, altamente tóxico y cancerígeno. En Indonesia, la empresa ha sido acusada por sobornar a un funcionario del Ministerio de Medioambiente con el objetivo de evitar la evaluación del impacto ambiental sobre su algodón genéticamente modificado. En Brasil, la transnacional acaba de comprar dos macro-empresas para la producción de etanol a partir de caña de azúcar transgénica, utilizando los genes “Bt” y “RR” de Monsanto…
Pero a esta larga lista de beneficios, hay que sumarle una también amplia lista de resistencias en todo el mundo, de África a Asia, de Norteamérica a Oceanía, de Europa a América Latina. Defenderemos nuestras semillas, nuestra alimentación, nuestra salud y seguiremos denunciando tanto el control de las empresas transnacionales sobre la agricultura y la alimentación. Con esta acción queremos visibilizar lo que está por detrás de ese edificio de oficinas en el corazón financiero de Madrid. Queremos demostrar que no renunciamos a nuestro derecho a decidir cómo debemos alimentarnos. Por ello construimos y reivindicamos soberanía alimentaria, promovemos la agroecología y modelos alternativos de producción, de consumo y de vida.
Madrid, 17 de Mayo de 2010
Eje de Soberanía Alimentaria, Rompamos el Silencio
Más información sobre la Semana de Lucha Social 2010 en:
http://www.centrodemedios.org
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