Local Anarquista Magdalena
Sábado 29 de marzo a las 19h.
A crisis extraordinaria, revista poco ordinaria. Maelstrom, publicación de un solo número, surge de la necesidad de entender los entresijos de lo que comunmente se conoce como «crisis». Mediante el libre juego de la reflexión y del debate, reúne, alejada de los partidos políticos, análisis de colectivos y de personas llevados por la voluntad de socavar los discursos convencionales sobre la marcha del mundo. También busca alimentar la crítica de aquellas y aquellos que no quieren doblegarse, que rechazan verse reducidos a simples mercancías negociables en el mercado de trabajo y que se dedican a provocar el deseo de transformación social.
Maelstrom, que se publica en varios idiomas, es un espacio transnacional de intercambios, pues es más allá de los marcos nacionales, demasiado estrechos, donde hay que intentar entender las actuales revueltas y pensar la transformación del mundo. Nuestra intención es centrarnos a la vez en las consecuencias sociales de la crisis, en los planes de pauperización llamados de austeridad, así como en las luchas que les han hecho frente estos últimos años en toda Europa. Luchas en las que han participado los colaboradores de Malestrom desde Atenas, Barcelona, Lille, Murcia, Paris, o desde Alemania o Portugal.
Algo importante está en juego mientras no dejamos de constatar la ineptitud de los políticos y de sus portavoces mediáticos para entender o explicar la naturaleza de esta crisis. Nos ahogan con una lluvia de cifras, de gráficos y de previsiones contradictorias sin llegar nunca a explicar el porqué y el cómo hemos llegado hasta aquí. El origen del mal se atribuye únicamente a un maremoto provocado por unas finanzas codiciosas e inmorales. De esta manera, los proyectos para salir de la crisis aconsejan solamente un poco de moral para una hipotética vuelta al estado anterior... ¡El mismo que nos ha conducido a la situación presente!
En contraposición a los discursos plagados de nacionalismo, los textos reunidos aquí, parten de una constatación común: esta crisis no es el resultado de una mala gestión de las instituciones financieras, ni de una mala gestión de algunos gobiernos o del pillaje de algunos países sobre otros. Esta crisis es el producto de la dinámica capitalista.
Actúa como un detonante que pone en evidencia la violencia estructural del sistema. Exacerba el movimiento contradictorio mediante el cual la acumulación de capital es acumulación de pobreza. Ha llegado el momento de depurar, mediante las fusiones y megafusiones de empresas por un lado y, a través del empobrecimiento de la población que permite una rebaja de los costes del trabajo por otro. Lo que siempre estaba subyacente, a partir de ahora aparece de manera nítida: el poder está en la economía. La economía es, consecuentemente, política. Y el circo político no disimula ya su vacuidad.
Comprender los mecanismos de la crisis se convierte en una necesidad para entender la transformación de la relación social, entorpecer la propagación de la guerra entre explotados, este canibalismo social tan útil a los poderosos, entender lo que impregna el conjunto de luchas –como las huelgas de defensa de los asalariados, las luchas por la vivienda, las de la inmigración o contra la represión, pero también las relacionadas con el género, el antifascismo o el medio ambiente. Y para ir a contracorriente de la razón económica, estando dispuestos a lo imprevisible y a lo desconocido para.
La palabra «crisis» no tiene solo una connotación negativa. Originariamente, la palabra latina crisis («fase decisiva de una enfermedad») proviene del griego krisis que significa juicio, toma de una decisión importante. Nos reenvia a un momento crucial ante el que hay que tomar una opción.
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